Psicopedagoga: Prof. Susana Alicia Caballero
Se tomará en primer lugar, la reseña del capítulo realizada por Luis Ferrari y algunas citas del texto de Juri, para luego, centrarse específicamente, en uno de los historiales clínicos de Freud, que fuera revisado por J. Bowlby desde el marco conceptual que jerarquiza las experiencias infantiles: el análisis del caso del juez Daniel Paul Shreber; a su vez se destacará la influencia de la llamada Pedagogía Negra, detrás de los métodos educativos de su padre evidenciando “… la influencia que tuvo sobre el psicoanálisis, empezando por Freud, que traicionó sus primeros descubrimientos, culpando finalmente al niño de todo lo malo con su teoría de los instintos” (Alice Miller, 1980).
Luis Ferrari escribe:
“El capítulo 3 es sintético pero aborda temas centrales de la psicopatología. Su título -Retorno a las experiencias infantiles – se refiere a la propuesta de Bowlby de volver (con variantes informacionales) a la primitiva teoría traumática de las neurosis, que Freud sostuvo hasta 1897. En esa teoría, Freud colocaba el factor etiológico de las experiencias infantiles, primeramente las de orden más general y en los últimos tiempos en las experiencias sexuales. La famosa carta 69 a su amigo Fliess, del 21 de septiembre de 1897, se constituyó en “un cruce de paradigmas” (Juri). Freud le escribió a Fleiss que ya no creía más en su neurótica (Freud, 1892-1899) e inclinó la balanza hacia las fantasías sexuales infantiles.
Con toda claridad señala Juri, Freud pasó de los “traumas sexuales infantiles” (las experiencias) al “infantilismo de la sexualidad” (las pulsiones). Para Bowlby el cambio de la carta 69 fue un giro desafortunado.
El capítulo aborda a continuación una pregunta inevitable: ¿Y el Edipo? Bowlby toma en cuenta los elementos que forman la constelación edípica (celos, exclusión, hostilidad, etc.) pero no considera que necesariamente deban tener un origen pulsional sexual. El deseo principal del niño no sería sexual, sino de protección y amor. Las alteraciones de este anhelo hacen emerger las emociones características de Edipo.” Hasta aquí Luis Ferrari.
Juri, muestra como Bowlby retornó a la teoría traumática de la neurosis, originalmente propuesta por Freud y luego parcialmente abandonada. Aquí, retoma el análisis que hiciera Bowlby sobre el “Caso Juanito o el pequeño Hans” (zoofobia, en un niño de 4 años). Dice Juri…” lo que buscaba Juanito en su padre era la seguridad que no le brindaba su contradictoria madre (Juri, 2001). Las angustias de Juanito eran provocadas por las amenazas maternas de abandono y no provenían de temores a la castración por angustias provenientes de deseos sexuales incestuosos (Bowlby, 1973; Juri, 2001). La representación de su madre como potencialmente abandónica despertaba angustias de abandono en el pequeño, activaba su deseo de apego y también conductas tales como llorar o aferrarse a ella. El displacer generado por las amenazas maternas le motivaba a buscar el apego y generaba aferramientos buscando una figura que le proporcionara seguridad.”
Continúa Juri: “La revisión de Bowlby del historial de Juanito (Bowlby, 1973) coincide con los insights de R. Fairbairn acerca de cuáles son los deseos y temores del niño. Juanito se acercaba a su padre, buscando en él la seguridad que no obtenía de su contradictoria madre. No trotes de mí (no me abandones) le suplicaba Juanito a su padre (Bowlby, 1973, Juri, 2001). En su crítica a la noción de libido, Fairbairn y Bowlby se alejan conjuntamente del complejo de Edipo.”
(Nota: Para leer más sobre el análisis que realiza J. Bowlby del caso, se sugiere leer:
“La Separación” Volumen 2 de la trilogía El Apego y la Perdida, Capítulo XVIII El apego ansioso y las “fobias” de la infancia, de John Bowlby, Ed Paidós, 2009 Buenos Aires.)
Cómo apéndice Juri incluye un reanálisis de los delirios paranoicos del juez Daniel Paul Schreber, que fueran analizados por Freud desde la perspectiva de la evolución de la libido (Freud, 1911), relacionándolos con las experiencias vividas por el Juez de Sajonia debido a los métodos educativos de su padre.
El caso Schreber: revisión
J. Bowlby, en su libro anteriormente citado en el capítulo XI Racionalización, atribución errónea y proyección escribe: … “La revisión efectuada por Niederland (1959 a y b) sobre el caso…muestra la urgente necesidad de replantear las concepciones actuales en este campo de la psicopatología…” en relación a las teorías psicoanalíticas sobre paranoia y síntomas paranoicos”… “El estudio originario de Freud sobre el caso Schreber, basado exclusivamente en las memorias publicadas por el paciente, apareció en 1911. Aunque posteriormente publicó otros estudios sobre la paranoia, según Strachey (1958) Freud nunca modificó sus anteriores postulados de manera sustantiva”.
Continúa Bowlby: “Daniel Paul Schreber nació en 1842; era el segundo hijo de un eminente médico y pedagogo.” que fallece cuando Daniel Paul, tenía 19 años (1861). “Hacia 1884 se desempeñaba como juez. Desarrolló entonces una dolencia de índole psiquiátrica (hipocondría) de la cual se recuperó varios meses después. Reanudó entonces sus ocupaciones en el ámbito de la jurisprudencia, pero después de ocho años enfermó nuevamente (demencia paranoide). En esa ocasión permaneció en un asilo por el término de nueve años (1893-1902), y hacia el final de ese período redactó sus memorias”, las que escribió entre 1900 y 1902. “En 1903, a poco de ser dado de alta, fueron publicadas, y su autor se convirtió muy pronto en objeto de interés psiquiátrico”. En mayo de 1907, fallece su madre; en noviembre de ese mismo año enferma su esposa y cae nuevamente enfermo por lo cual vuelve a internarse ya por tercera vez. En 1911 fallece D.P. Schreber y al año siguiente su esposa.
Como ya se dijo, Freud estudió el caso basado en las memorias publicadas por el paciente en 1911. El análisis freudiano de la manía persecutoria sólo toma el material presentado en las memorias “Memorias de un enfermo de nervios”.
Más adelante Franz Baumeyer (1955) y William Niederland (1959) investigaron intensamente las circunstancias de la vida de D.P. Schreber y su familia.
En 1973, J. Bowlby publica “La separación afectiva” (en el mismo año que muere “Juanito”); ahí (en el capítulo XI ya citado) hace una revisión basada en el análisis de W. Niederland y en un trabajo posterior de Morton Schatzman (1971) “El asesinato del alma. La persecución del niño en la familia autoritaria”.
Tal como se mencionó al comienzo, se tomarán algunos fragmentos de la vida y obra del padre de D. P. Schreber, intentando situar la perversión y la locura en el padre de Schreber y los ecos y resonancias que ellos tuvieron en el delirio del hijo.
Para ello se señalarán aspectos analizados de Niederland, Schatzman y se verá que otros analistas como Winnicott, Kohut, y por supuesto Bowlby compartirán. Estos autores reivindican les experiencias infantiles como factor etiológico, destacando la influencia del ambiente en la determinación de los síntomas.
Vida y obra del padre de D. P. Schreber
Autores pos freudianos Baumeyer (1956), Niederland (1951,1959 a y b, 1960, 1963, 1968, Lacan (1955-56-58), aportan datos biográficos del caso, datos con los que no contaba Freud al realizar sus puntualizaciones (1911).
Daniel Gottlob Moritz Schreber (1808-1861): Niederland destaca la importancia en el delirio de Paul de los nombres del padre: Daniel, etimológicamente en hebreo significa “mi juez es Dios” y Gottlob “amado de Dios”. Fue un famoso y destacado médico ortopedista y pedagogo alemán; sus preceptos, valores morales y familiares rígidos y autoritarios le han valido ser considerado como el precursor del fascismo; Hitler y sus seguidores fueron educados, cuando los libros del Dr. Schreber eran muy populares. Fue fundador de la gimnasia terapéutica en Alemania: “Gimnasia médica en casa” (uno de sus libros) e inventó numerosos aparatos correctivos de posturas para la columna; se interesó en los problemas de crianza de los niños, cultura física, formación del cuerpo mediante la gimnasia e higiene escolar, medicina preventiva y salud pública. (Fue un adolescente perturbado por su baja estatura). Fue padre de cinco hijos junto a Pauline Haase, madre de Daniel Paul, a la cual Buameyer la describe como inestable, nerviosa y muy depresiva.
Daniel Paul era el tercero en la familia; tuvo cuatro hermanos más: Gustav, quien se suicida a los 38 años, Anna, dos años mayor que Paul, que se casa con Carl Gustav Jung, Sidonie, cuatro años menor que D. Paul, que muere soltera y mentalmente no del todo bien y Klara, la menor que estuvo al tanto de la suerte de su hermano hasta su muerte.
Su padre (D. Gottlob) escribe “El libro de los ejercicios para el cuerpo y el alma”, una guía para padres y educadores. Considera que “los ejercicios”, deben ser emprendidos en niños de temprana edad (antes de los 2 años); desarrolla estrictas reglas disciplinarias, de aplicación rígida y meticulosa e inquebrantablemente severa. Explicita numerosas indicaciones para la regulación del comportamiento del niño (cuando come, se sienta incluso cuando duerme, etc.). Favorece el uso de máxima presión y coerción para promover así la salud mental y corporal sometiendo al niño a un sistema de entrenamiento físico, ejercicios musculares metódicos, combinados con medidas restrictivas y castigos (castigo inmediato: “ley suprema”), que debían realizarse desde la más temprana edad. Indica tener especial atención a las posturas del niño, para mantener la espalda siempre derecha, estuviesen parados, sentados, acostados o caminando, para lo cual construyó varios aparatos (complejos sistemas de cinturones, correas y aparatos para sujetar y enderezar el cuerpo). También se debía combatir la mala pronunciación de sílabas y palabras; se debía combatir “los comienzos de la pasión” la masturbación (recordemos que la mamá de Juanito, lo amenazaba directamente con cortarle el pene).
Recordaba al lector, que el niño una vez castigado, se lo debía obligar a “tender la mano al ejecutor del castigo”, ya que consideraba que esto protegía al niño contra la posibilidad del despecho y la amargura. Se ve acá la humillación que se ejercía sobre el niño. Recomendaba tener un pizarrón en el cuarto de los niños donde se anotaba cada acto de desobediencia durante el mes, para luego realizar una reunión familiar en la que en presencia de todos los miembros de la familia, se castigaba o alababa al niño sobre la base de las anotaciones.
La docilidad, completa sumisión y rendición pasiva de los niños así educados será tal, que no habrá necesidad de continuar este tratamiento después de los 5 o 6 años de vida, dirá D. Gottlob en su libro.
Niederland señala que D. Paul, fue educado en su infancia según la doctrina de su padre, ya que la aplicaba en la educación de sus propios hijos. Se cree que eligió a sus hijos varones como objeto de su “experimentación” reformatoria; probaba en ellos sus aparatos ortopédicos. A ello hay que agregar que añadía continuamente nuevas ideas disciplinarias, morales y religiosas a sus principios higiénicos-terapéuticos: hacía pensar al niño en Dios al final del día… a fin de ver reflejado su ser interior en “los puros rayos de Dios” el amoroso Padre Universal.
Quizá no sorprenda que Ritter, el biógrafo de Schreber, que también expresa su admiración a Hitler, encuentre en el primero una especie de precursor espiritual del nazismo.
Según Niederland su “fervor misionero” en difundir sus ideas, estaba destinado a que “surgiera una raza de hombres más fuertes, “una raza humana superior y más sana”. Elizabeth Roudinesco (2014) inscribe a Glottob en la tradición de la Pedagogía Negra.
Niederland dice que Gottlob Schreber, era considerado por Freud como un padre excelente, un reformador con entusiasmo misionero, dedicado total y quizá fanáticamente a sus objetivos en el campo de la cultura y la salud física; una personalidad enorme e influyente.
El Dr. Schreber era un hombre enfermo. Baumeyer (1956), encontró en la historia clínica del Hospicio de Leipzig-Dösen, donde D. Paul, cursó su tercera internación datos en relación al ítem Herencia:- padre: ideas obsesivas con tendencias homicidas -.
Gottlob sufrió a los 51 años un accidente en el gimnasio al que asistía: una escalera de hierro cayó sobre su cabeza. Como secuela, de la que nunca se recuperó, presentó un estado prolongado y crónico de dolor de cabeza, acompañado de síntomas mentales. Ya antes según Niederland, presentaba un grado considerable de psicopatología, melancolía, ataques morbosos y atormentadores impulsos criminales.
Niederland y Katan, lo calificaron de “sádico”; era sádica su forma de crianza: …“una secuencia metódica de terror aplicado de manera estudiada”… Utilizaba, por ej. “admoniciones corporales”: bañar al bebé de 3 meses sólo con agua fría, para “endurecerlo”; golpear fuertemente la cuna o “suavemente” sobre el cuerpo del niño ante el primer llanto, etc.
“Uno se convierte en amo del niño para siempre. A partir de entonces, una mirada, una palabra, un simple gesto amenazante son suficientes para gobernar al niño” dice Schreber en su libro.(Niederland, 1959 b).
Otro aspecto importante, es considerar el papel de la voz como objeto: la voz del padre, como instrumento principal de todas sus actividades; predicador, orador, emisor de exhortaciones, prohibiciones y halagos orales. Al comparar las “Memorias…” con los escritos del padre de D. Paul, se ve que “la lengua fundamental” refleja el lenguaje utilizado por él. Se observa un lenguaje ampuloso, lleno de eufemismos: “estar atado a la tierra”, “estar amarrado a los rayos”, “milagro de la compresión del pecho” todo relacionado a los aparatos ortopédicos para mantener rígida la columna. La cosmovisión del mundo paterno reaparece en la cosmología delirante del hijo.
Mucho para seguir analizando… y excede a esta reseña del capítulo 3 de Juri.
Para ir cerrando, se señala entonces que psicoanalistas como Freud, Katan, Fairbain, etc. buscaban la explicación del delirio paranoico, en la vida pulsional del sujeto. Baumeyer (1955) y Niederland (1959), que investigaron intensamente las circunstancias de la vida de D. Paul y su familia, consideraron muy importante estos antecedentes para entender el sistema delirante del juez Schreber; y es Morton Schatzman (1973) que encuentra una vinculación directa a los procedimientos concretos de su padre, lo cual es muy difícil de ver lo confuso de los métodos para un niño. … “El dolor ha quedado inscrito en el cuerpo expresándose posteriormente como alucinaciones sensoriales…” dice Catalina Boremann Galvez (2009).
J. Bowlby, en la revisión del caso, considera que el dolor y el sufrimiento pueden estar excluidos del recuerdo consciente en el presente y se pregunta… “¿a qué se debe que el paciente no recuerde el modo en que lo trataban sus padres de niño?”. Bowlby, se plantea una hipótesis: “mandamientos” paternos explícitos o implícitos que el niño debe observar:… “por ejemplo que el niño interprete todo cuanto la sucede como beneficioso, que considere que sus padres están más allá de la crítica, que no perciba ni recuerde determinados actos que, sin embargo, ha vivido y experimentado…”. Y agrega una hipótesis más, que considera que Schatzman no analiza: … “que los niños desean ver a sus padres a una luz favorable, y a menudo distorsionan a tales efectos su percepción de aquellos…”.
Queda claro en el análisis de este caso y las revisiones hechas del mismo, la importancia psicopatológica de las experiencias infantiles, y muy particularmente en este caso, la influencia del sistema educativo de Daniel Gottlob Moritz Screber, un pedagogo célebre e influyente de la época, considerado como el representante principal de la llamada Pedagogía Negra: es “Por tu propio bien”, tal como analiza Alice Miller en su libro (1980).
Es un capítulo que abre a numerosas consideraciones en relación a la crianza de los/as niños/as, las actitudes paternas y maternas en relación a la misma, los aspectos transgeneracionales (uno cría como fue criado); el maltrato y abuso infantil. Y por supuesto revisar y analizar las actitudes, a veces violentas, (resabios que aún se observan de la Pedagogía Negra) de los/las educadores y cuidadores de niños/as, especialmente de los/as más pequeños/as.
Bibliografía complementaria
- A. Coriat y Ch. Pisani “Schreber o la Paranoia” en Nasio, J. D. (2001) “Los más famosos casos de Psicosis” Ed. Paidós, Barcelona
- Bornemann Gálvez, Catalina (2009) N° 32 Revista Internacional de Psicoanálisis en Internet. Daniel Paul Schreber. Doctor en psicosis (Schreber, D. P., 1985)
- Bowlby, John (2009) “La Separación” Vol. 2 de la trilogía El Apego y la Pérdida Capítulos: XI “Racionalización, atribución errónea y proyección”; XVIII “El apego ansioso y las “fobias” de la infancia” y XX “Omisión, supresión y falsificación del contexto familiar”
- Ferrari, Luis (2012) Reseña: “Teoría del Apego para psicoterapeutas”. Autor: Luis J. Juri
- Juri, Luis J. (2011) “Teoría del Apego para psicoterapeutas” Ed. Psinemática
- Miller, Alice (1980) “Por tu propio bien. Raíces de la violencia en la educación del niño”. TusQuetes, Editores
- Wolberg, Elsa (2007) “Cuerpo, memoria emocional y sentimiento de seguridad ¿Cuál historia “recuerda “el cuerpo?” en N°26 Revista Internacional de Psicoanálisis Aperturas